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martes, 26 de febrero de 2013

Algo se había roto entre ellos.

Era un 18 de mayo, día viernes. Ella solo quería salir al día siguiente. Con su mejor amiga, en el colegio, organizaban como iban a hacer para poder llegar a la fiesta. El problema era claro, el lugar era lejos y sus padres no la iban a dejar ir. La única forma era mentir, ella no quería perderse esa fiesta por nada del mundo. En fin, mintió. Al otro día, terminó de organizar con sus amigas y fueron en micros que ofrecía el organizador de la fiesta, todos se encontraban en una plaza y salían directo de allí. Llegaron y empezaron a disfrutar de la fiesta, encontraron bastantes personas conocidas. Había un solo chico que no sacaba su mirada de encima, siempre mirándola, ella se sentía rara y seguía bailando. En un momento se acerca un amigo de ella y le dice que a su amigo le parecía linda, ella muy alegre le preguntó a que chico se refería, lo que ocurrió es que ese chico era el que no dejaba de mirarla. Ella siempre se hacia "la otra" y no le daba importancia, pero a la vez tampoco dejaba de mirarlo. Cuando terminó la fiesta, que ya estaban todos a punto de irse, ella no quería quedarse con las ganas de hablarle, entonces, se acercó y le habló, le pregunto una idiotez, solo para tener la oportunidad de hablarle. La chica fue y habló con su amigo que era amigo del chico que no paraba de observarla y le dijo que su amigo era lindo, refiriéndose al muchacho. Este vino, la miró y le comió la boca de un beso, ella muy contenta, no paraba de observarlo. Como ya era casi el final de la fiesta, él se tuvo que ir, la saludó y ella mientras volvía al sitio donde se encontraban las amigas, él volvió la sujetó del brazo y le dio un último beso.
Después de ese día, ella quedó completamente fascinada de él, no paraban de hablarse, y quedaban en encontrarse en una plaza. Luego de una semana de que había pasado la fiesta, se encontraron en un baile, estuvieron todo el tiempo juntos, no se separaron en ningún momento, se veían realmente felices estando juntos. Pasó una semana más y se volvieron a encontrar en el mismo lugar, pero él ya estaba acompañado, la chica con la que había estado antes había vuelto. Ella muy triste, lo borro de todos los lugares posibles, pero en su mente siempre estaba.
Pasó un mes y pasó otro, en el día de su cumpleaños él le deseo que la pase realmente bien, empezaron a hablar nuevamente, y comenzaron a verse más seguido, pero siempre como amigos. Pasaban los meses y cada vez ella lo quería más, entre esos meses se besaron, ya que él siempre le decía que quería estar con ella, pero para él nunca significó nada, o eso creía ella. Siempre la decepcionaba con actitudes, es decir, las cosas que hacía mientras "estaba con ella". Se veían diariamente. Cada vez que se veían, discutían, peleaban, se abrazan y muchos mimos invadían entre ellos. Eso cada día la enamoraba más. La forma de ser que él tenía con ella no la había visto en otra persona, él era especial, él era el único para ella. A pesar de que él la engañaba, le decía que la quería o que iba a estar con ella, llegaba el momento en que iban a pasar el día juntos y se iba con otra. Así mismo ella nunca dejaba de amarlo, y siempre apostaba a él. Seguían pasando los meses y se seguían viendo, siempre cariñosos entre ellos, nunca faltaban los cariños.
En otra fiesta, ella tomó alcohol de más y si, se emborrachó. Cuentan que "los borrachos siempre dicen verdades". Ella lo buscó y lloró sin parar durante varios minutos delante de él y le dijo todo lo que sentía hasta ese momento, él la consoló...
- ¿Estás llorando por mi? - Le dijo él con una sonrisa en su rostro.
- No - Contesta ella enojada -
- Bueno si, un poquito - Contesta nuevamente ella dulcemente.
Después de ese momento, él le explico y le dio a entender que la quería pero que no podía evitar estar con otras chicas, que lo perdone, no era la clase de chico para estar de novio o en algo serio con alguien.
En el último tiempo ya se habían dejado de hablar, ella estaba realmente cansada de ilusionarse con una historia que nunca iba a ser realidad. Igualmente cuando se veían siempre la sonrisa invadían sus caras. Pero ya no se veían tan seguido, así ella logro superarlo. Nunca lo olvidó, pero si lo superó, porque al fin logró darse cuenta que si él hubiese sentido lo mismo que ella, en un principio nunca hubiese preferido estar lejos de ella. Entendió que no era la persona indicada, pero prometió nunca olvidar lo que alguna vez sintió, porque lo que sintió verdaderamente fue especial y si lo olvida ya sus recuerdos no tendrían sentido.


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